jueves, 24 de enero de 2013

Al final seremos tres...

Como siempre hemos sido de los que opinan que "cuantos más seamos, más nos divertiremos" y nos van las emociones fuertes, hemos pensado que no podíamos lanzarnos a la aventura de vivir y trabajar en otro país nosotros solos, así que nos hemos liado la manta a la cabeza y nos hemos sacado el carné de padres.

Sí, sabemos que va a ser un follón de la leche, pero nos apetecía muchísimo empezar este proyecto con un nuevo miembro (o, en este caso, miembra, je, je), para que pueda disfrutar con nosotros de los viajes y cambios que nos esperan, así que... ¡con un par!

Pues eso, que tras 19 semanas y habiendo confirmado ecográficamente que todo está bien y en su sitio, os presentamos, muy orgullosamente, a nuestra futura compañera de piso, Inés.

¿A que es maja?

Piernas de montañera y cabezón aragonés, of course!

Y con este notición, despedimos la conexión para seguir haciendo maletas y metiendo nuestra casa en cajas de cartón, porque el sábado nos vamos de verdad. Seguiremos informando...

Besos y abrazos

Jorge

lunes, 21 de enero de 2013

¡Toma de contacto superada!


   Y ya estamos otra vez en casa, pero solo durante una semana, así que si todavía no te has despedido de nosotros, tienes una última oportunidad entre los días 19 y 25 de enero, que volveremos a estar por tierras mañas antes de marcharnos definitivamente. Ahí lo dejo…

   Por ahora os vamos a relatar cómo ha ido esta primera semana de “orientación laboral” y, sobre todo, de aclimatación a la vida irlandesa.

   Tras realizar un cómodo vuelo Madrid-Dublín con la lujosa compañía Ryanair (vuelos ida y vuelta por menos de 100 euros, por si os animáis a venir) y pasar la primera noche en un hotel cercano, llegó la hora de la verdad: ¡¡¡conducir por la izquierda!!! Y no solo eso, sino que también hay que cambiar de marcha con la mano izquierda, adelantar por la derecha, salir de la autopista por la izquierda y, por supuesto, hacer las rotondas hacia la izquierda sin hostiarte con nadie ni meterte en el sentido contrario, claro. Dicho y hecho, cargamos las maletas en nuestro flamante Opel Corsa rojo, sacamos el mapa y nos decidimos a salir del parquin de Dublin e incorporarnos a las calles de la capital para cruzar el país hasta nuestro destino (230 km, que esto no es muy grande, no creáis). Y la verdad es que no fue muy mal la cosa. Al principio, por autopista, la cosa era sencilla: conduces como una vieja y ya; por tu carril, a 80-100 y sin adelantar que, además, cosa curiosa por aquí, llovía que daba gusto. Después, conforme nos adentrábamos en la Irlanda rural y profunda, las carreteras se fueron haciendo más estrechas y sinuosas, los arcenes fueron desapareciendo y el nivel de adrenalina, aumentando. Tanto es así que, en un momento dado, nos decidimos a dar el paso y, con nuestros impresionantes 50 cv, echamos el intermitente y… ¡hicimos nuestro primer adelantamiento! A partir de ahí, pan comido; cambiando de emisora, manejando la calefacción, etc. Hablando en serio, la verdad es que el cerebro se acostumbra muy rápido a estos cambios y, como los pedales están en el mismo sitio, la cosa va bien.

Nuestra "bestia roja" en un bonito paisaje
   Para estos días, como Ingrid tenía que quedarse  esperándome mientras yo iba a “trabajar”, decidimos alquilar una casa con Airbnb. Y la verdad es que nos salió muy bien la jugada, ya que encontramos una casa espectacular, casi por el mismo precio que nos hubiera costado una habitación de hotel. La casa tiene de todo: chimenea, cocina, dos habitaciones, jardín, salón con vistas a este último, tele por satélite, etc. Y dos cobertizos con leña y carbón suficientes para sobrevivir  durante un invierno nuclear. La verdad es que a la casa no le falta ningún detalle y, cuando llegamos, nos habían dejado pan y una tarta de bienvenida. La verdad: impresionante y muy recomendable.

Vistas desde el comedor


El comedor de la casa

No, no es Pacman, es la tarta de bienvenida
   ¿Que qué tiempo hace por aquí? Pues muy seco y soleado, con máximas de 22ºC y mínimas de 14ºC por la noche. Jejeje, ojalá... Pues la verdad es que, entre que es invierno, Irlanda, y el noroeste, más o menos como nos imaginábamos: llueve. Eso sí, nos hemos acordado mucho de otros emigrantes españoles que andan por Alemania (sí, José Carlos, Eva y Elena, sois vosotros), porque nos decían que allí, en poco rato pasaban de la lluvia, al sol, a estar  nublado, volver a llover un poco, aguanieve y despejado otra vez, y aquí pasa un poco igual (menos hoy, que ha amanecido con agua, son las 7 de la tarde y seguimos con la misma humedad que en la fosa de las Marianas). Pero vamos, frente a la chimenea no se está nada, pero que nada mal…

Ingrid muy adaptada a la nueva casa

Llegar a casa y encontrarte esto, no tiene precio ¡Gracias, Ingrid!


   Y en cuanto al trabajo, pues no ha estado mal la cosa. La primera semana ha sido de papeleos varios: conseguir mi número de la seguridad social (el PPS), abrir una cuenta en el banco, hacerme un seguro de responsabilidad civil, firmar el contrato ¡¡¡¡SIIIIIIIIIII, UN CONTRATO DE MÁS DE TRES HORAS!!!! y estar de observador con médicos de allí durante la consulta diaria y durante las guardias nocturnas, que será básicamente mi cometido. Para los del gremio, comentar que las consultas de allí son básicamente iguales a las de aquí, pero con un paciente cada 15 minutos, menos papeleo y, sobre todo, mucho más respeto por parte de los pacientes (los irlandeses, a diferencia de los españoles, no llevan un médico dentro, je, je, je...). No obstante, cuando me enfrente yo solico a los toros, ya os comentaré cómo va la cosa en primera persona, que hasta ahora solo lo he visto desde la barrera. La empresa que me contrata me lo ha puesto todo muy fácil desde el principio, ayudándome con todo lo necesario para agilizar los trámites burocráticos y dándome un "pack for new doctors" con cartas para facilitar que me abrieran la cuenta bancaria, con un mapa con la ubicación de la oficina de la segridad social, dos copias firmadas de mi contrato, etc. Vamos, igualico que en España (ironía mode "on").

El pack de inicio para los nuevos médicos

   Así que la primera semana de toma de contacto con nuestra nueva vida en Irlanda nos ha dejado bastante buen sabor de boca, con buenas sensaciones, que es lo importante. El trabajo va a ser muy parecido al de España, pero con menos carga asistencial y mejor pagado. Los precios de las cosas cotidianas son muy similares a los españoles, salvo la gasolina que es algo más cara. La gente es realmente agradable y no creo que tardemos mucho en hacer amigos por aquí (tranquilos, que no nos olvidamos de los que ya tenemos), ya que, además, la población en general es bastante joven. Y la isla ofrece un montón de posibilidades de disfrute y aventura, con paisajes de escándalo y mucha historia por estas verdes tierras que, seguro, nos depararán más de una aventura cuando podamos explorarlas en condiciones.

La dura rutina diaria de encender la chimenea...


   Y como no podía ser de otra forma, también tuvimos nuestro momento Oh my god! o también conocido como: "¿¡¡Pero cómo coño nos hemos metido aquí!!?" El último día, antes de venir, la isla se despertó con una lluvia de finos copos de nieve que auguraban un viaje de vuelta entretenido. No obstante, como la nieve no cuajaba y los paisajes nevados no son muy habituales aquí, decidimos que bien podíamos, tras salir yo de trabajar, comer y echar una "spanish siesta" para coger el coche más descansados. A eso de las cuatro, con las maletas cargadas, emprendimos camino con nuestro pequeño coche hacia la capital, decidiendo, para acortar, cruzar por una carretera aún más rural pero, en teoría, menos transitada y por la que no habíamos ido todavia. Y aquí empezó lo bueno. Cuando llevábamos solo unos cuantos kilómetros y el cielo empezaba a oscurecerse, la nevada se intensificó y empezó a cuajar... Así que os podeis imaginar la escena: los dos metidos en un Opel Corsa, cargados con las maletas, por una carretera comarcal que no sabíamos cuándo se terminaría, con la nieve cuajando en el asfalto, sin cadenas, conduciendo por la izquierda por una carretera sin arcenes por la que caben dos coches justitos y a más de 200 km de Dublín ¿Tensos? Noooooo, ¡lo siguiente! Poco a poco fuimos superando pequeños objetivos, llegamos a un pueblo (¡civilización!), de ahí pasamos a la carretera nacional, posteriormente a la autovía y, finalmente, a Dublín. Pero vamos, durante el camino llevé el ojete que no me cabía ni el bigote de una gamba. Eso sí, ahora ya, tras conducir de día y de noche, con lluvia, viento, niebla, sol y nieve, lo de conducir por la izquierda es un asunto que no nos preocupa lo más mínimo.

De estas hay por todas partes


   Y eso es lo que ha dado de sí esta primera semana. Ahora toca descansar y prepararse para el salto definitivo, que será el próximo sábado, día que nos vamos a Waterford, la ciudad donde trabajaremos y viviremos definitivamente, donde tendremos que buscar casa lo antes posible para instalarnos y donde empezaremos a integrarnos en la vida irlandesa de verdad. Allí os esperamos. ¡Todos seréis bienvenidos!

Un abrazo

Jorge



 

miércoles, 2 de enero de 2013

Año Nuevo... ¡¡vida nueva!!


    Siempre he sido muy escéptica con eso de que al cambiar de año se modifiquen hábitos y demás, creo que no hace falta pasar un día concreto en el calendario para que eso ocurra, pero este año es obviamente diferente... Hace mas de un mes que sabemos que nos vamos, pero hasta que no hemos vuelto de celebrar la Nochevieja fuera con unos amigos no le hemos visto "las orejas al lobo". Es como si de repente nos hubiéramos dado cuenta de que nos quedan solo diez días...



    Sí, en la práctica diez días  porque aunque definitivamente nos vamos el sábado 26 de enero, en realidad nos vamos una semana del 12 al 19, y luego volvemos, así que tiene que estar todo listo prácticamente para el 12. 

    ¿Que por qué lo hacemos tan raro? Porque nos va la marcha, jajaja... No, en realidad es porque Jorge, antes de empezar a trabajar él solo el 4 de febrero, ha de estar una semana en Donegal con un médico aprendiendo cómo funciona el sistema irlandés, y otra semana en Carlow (a 70 km de Waterford). La semana de Donegal, que está donde Cristo perdió el gorro (a unos 300 km al norte de Dublín) será del 14 al 18 de enero, y la de Carlow, del 28 de enero al 1 de febrero. Os pongo mapa para que os aclaréis:



    Así que podíamos habernos ido ya el 18 hacia Waterford, para ir buscando casa, hacer papeleos y demás  pero como cuando vayamos yo tendré todo el tiempo del mundo para dedicarme a eso decidimos ir poco a poco, y volvernos esa semana (y no tiene naaaada que ver que justo mi cumple caiga la semana que volvemos, jijijijiji...)

A ver si con esto os aclaráis mejor, jejeje...


    Total, que nos quedan diez días por aquí y una semana muy escasa a finales de enero, así que ya estamos  al 100% con todo (bueno, casi al 100%, que ya se sabe que la Navidad es una época que entre pitos y flautas, no te cunde nada :P)

    De momento tenemos cogidos los vuelos (qué raro se me hizo comprar el del 26 de enero marcando la casilla de "solo ida"), el alojamiento para la semana de Donegal (después de lo bien que nos fue Airbnb para Nueva York hemos vuelto a confiar en ese portal y de momento pinta bien el asunto, ya veremos...), tenemos dos o tres empresas de transporte miradas para mandar cajas, Jorge ya ha estado mirando compañías de móviles, bancos y seguros médicos, vamos echando un ojo a los coches de segunda mano, me he puesto en contacto con seis inmobiliarias para que me vayan contando las condiciones para alquilar casa en Irlanda y para quedar con ellos el 28 de enero (me ha contestado solo una, ejem)... En fin, muchas cosicas pero de momento podemos concretar poco, y es que hay muchas cosas que llevaremos miradas pero que habrá que esperar a estar allí para poder cerrar.

Esta casa podría ser una opción :) si pinchas aquí verás cómo es por dentro :))

    Por lo demás, en casa vamos finiquitando la comida que va quedando en el congelador (buf, es la que va quedando porque es la que menos te suele apetecer, jajajaja), en los armarios y demás  Y es que cuando nos fuimos 4 meses de viaje sabíamos que volveríamos, por lo que cosas como la pasta y demás se podían quedar sin problemas, pero ahora a saber, así que como odiamos tirar comida, pues eso, a terminarla ;)

    Y luego el síndrome ese raro que nos ha salido (por lo menos a mí) de ir por la casa clasificándolo todo en me lo llevo, no me lo llevo, lo tiro, jajajaja... 

    En fin, que de momento hay pocas novedades pero queríamos aprovechar para contároslas y ya de paso felicitaros el nuevo año que entra. Yo tengo un pálpito de que va a ser muy diferente al resto, y eso me hace muy feliz ^_^

    Seguiremos contando poco a poco, previsiblemente desde Donegal para contaros qué tal es la experiencia de conducir por la izquierda, jejejeje...

Un abrazo a todos y feliz año!!
Ingrid